lunes, 17 de agosto de 2020




"PASO A LA INMORTALIDAD DEL GRAL. DON JOSÉ DE SAN MARTIN" (1778-1850)
Máximas
redactadas por el General San Martín
para su hija Mercedes Tomasa
• Humanizar el carácter y hacerlo sensible aun con los insectos que no perjudican. Stern ha dicho a una mosca abriéndole la ventana para que saliese: Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos.

• Inspirarla amor a la verdad y odio a la mentira.

• Inspirarla a una gran Confianza y Amistad pero uniendo el respeto.

• Estimular en Mercedes la Caridad con los Pobres.

• Respeto sobre la propiedad ajena.

• Acostumbrarla a guardar un Secreto.

• Inspirarla sentimientos de Indulgencia hacia todas las Religiones.

• Dulzura con los Criados, Pobres y Viejos.

• Que hable poco y lo preciso.

• Acostumbrarla a estar formal en la Mesa.

• Amor al Aseo y desprecio al Lujo.

• Inspirarla amor por la Patria y por la Libertad.


Las lecciones de San Martín
Abundan las anécdotas en la vida del general San Martín. Era un modelo de orden y disciplina, de una perseverancia admirable y de una rectitud moral sin tacha. Vestía sencillamente. Madrugaba para trabajar toda la mañana en su despacho, cansando secretarios. Almorzaba, generalmente de pie y en la misma cocina. Su bebida era el café, preparado por él mismo. La tarde se le iba en inspeccionar establecimientos, cuarteles, armerías, maestranzas, de noche, un rato de conversación con los amigos, una partida de ajedrez, y a las diez se despedía, no para descansar, pues siempre quedaba cosa que hacer para un general en jefe, si no lo desvelaban las dolencias que le aquejaban con frecuencia.

En todo entendía y no ocurría nada sin que estuviera en su conocimiento; desde las cosas grandes a las, aparentemente, más insignificantes. Hay una larga serie de pequeños hechos que lo prueban; éste, por ejemplo:

Uno de los oficiales de su Ejército, el teniente Melían, tenía la costumbre de no hacer uso de los estribos cuando montaba a caballo. El hombre de campo argentino, que generalmente ensilla su cabalgadura con un recado ancho y cómodo, sube a él de un brinco o, si utiliza el estribo para acaballarse, después de hacerlo los cruza sobre la parte delantera del recado para que no vayan golpeándole las piernas. Así lo hacía el teniente Melián, contrariando el reglamento del cuerpo del que formaba parte.

Formaron un día los escuadrones en presencia del general, quien advirtió que el teniente montaba sin estribar:

-¡Cómo es eso, teniente! –exclamó-. ¿Así se cumplen reglamenteos de su arma?... Cuando regrese, quedará usted arrestado quince días en su domicilio.

Pocas horas después tuvo lugar un combate en el que actuó lúcidamente el teniente Melián. Pero no por eso fue eximido del cumplimiento de la pena. Permaneció los quince días arrestado.

El último día llegó San Martín hasta su habitación. Al entrar, le dijo:
-Vengo personalmente, señor oficial, a levantar a usted el arresto en obsequio de su bravura, y como recuerdo de ella ofrezco a usted estos estribos de plata que he usado en ocasiones solemnes.

-¡Mi general!

-Sírvase de ellos, teniente, y verá que nada es mejor que afirmarse bien en los estribos…

Fue una lección bien dada, pues Melián no la olvidó.


BERNARDO GONZÁLEZ ARRILI

(De “El Libertador de América, José de San Martín.”)

BERNARDO GONZÁLEZ ARRILI. Escritor argentino contemporáneo.


Estatua ecuestre del general José de San Martín, situada en la plaza del mismo nombre, en la ciudad de Buenos Aires (Retiro)


La estatua ecuestre del general José de San Martín se recorta nítida en el cielo porteño.
Visto hacia Retiro, el perfil de su gesto sereno, señalando el ataque en la batalla, contrasta con el nervioso movimiento del caballo listo para tender sus músculos en la carrera.


El basamento del monumento tiene dos escalinatas que dan acceso a una emplanada circular, desde donde pueden admirarse los bronces alegóricos que lo coronan. Allí se ven el soldado y la gloria, la montaña y el cóndor.


Uno de estos grupos escultóricos representa un granadero que sostiene con su brazo a un soldado mortalmente herido al pie de un cañón destrozado; con el otro brazo levanta la bandera y en gesto heroico parece avanzar hacia la gloria.


Es el símbolo del sacrificio, del valor y del amor a la patria.

Otra escultura representa la libertad conquistada por los ejércitos del Gran Capitán, superando en titánico esfuerzo al vuelo del cóndor andino.


En torno del monumento por la parte exterior, están representadas en bronce y en relieve las culminantes escenas de la epopeya sanmartiniana. Allí están el combate de San Lorenzo, el cruce de los Andes, la batalla de Maipú y el Libertador en la Plaza Mayor del Perú.

Este lugar, que fue elegido precisamente por San Martín para cuartel de su famoso regimiento de Granaderos y conocido entonces como Campo de Marte, debe ser visitado y reverenciado por todos los argentinos.

Alberto Pogliano


(La estatua es obra del escultor Luis José Daumas. Fue colocada el 27 de mayo de 1910, sobre el pedestal, obra del escultor Gustavo Eberleim, quien también realizó el bajorrelieve que muestra la campaña del Libertador)

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