Un trabajo de verdad
No quiero ser cocinero
ni doctor ni economista
ni informático ni artista
ni bombero.
Lo que quiero es conseguir
un trabajo de verdad:
quiero ser paseador de dragones
en mi ciudad.
Iría a buscar primero
al dragón amarillo,
el de los dientes verdes
con mucho brillo.
Al dragón más peleador
lo buscaría al final
para que no me quemara
a los demás.
Y al que fuera peligroso
le pediría a su dueño
que le pusiera un bozal
de amianto negro.
Al dragoncito más chico
lo llevaría en mis brazos,
se quedaría dormido
a los diez pasos.
A la gente le daría
un poquito de miedo,
iríamos por las calles
echando fuego.
Y cuando abrieran sus alas
para emprender el vuelo,
me llevarían con ellos
por el cielo.
Yo no sé si esa carrera
se estudia en la facultad.
¡Ser paseador de dragones
es genial!
Ana María Shua y Paloma Fabrykant.
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