HABÍA UNA VEZ UN MAGO QUE, EN LUGAR DE VARITA MÁGICA, TENÍA UN PARAGUAS.
ERA UN PARAGUAS ROJO Y VERDE, MUY GRANDE Y MUY HERMOSO.
—QUEREMOS CARAMELOS —DECÍAN LOS CHICOS.
—¡ABRAPARAGUAS! —DECÍA EL MAGO.
Y DEL PARAGUAS CAÍAN LOS CARAMELOS MÁS RICOS DEL MUNDO.
—ME GUSTARÍA PODER COMPRARLE UNAS FLORES A MI NOVIA —DECÍA UN MUCHACHO.
—¡ABRAPARAGUAS! —DECÍA EL MAGO.
Y DEL PARAGUAS CAÍAN FLORES DE TODOS COLORES.
—¡CÓMO ME GUSTARÍA TENER UN CACHORRITO! —DECÍA UNA NENA
—¡ABRAPARAGUAS! —DECÍA EL MAGO.
Y DEL PARAGUAS CAÍAN CACHORRITOS QUE ENSEGUIDA EMPEZABAN A MOVER LA COLA.
—¡QUÉ GANAS DE COMER SANDÍA! —DECÍA UNA FAMILIA.
—¡ABRAPARAGUAS! —DECÍA EL MAGO.
Y DEL PARAGUAS ABIERTO CAÍAN SANDÍAS ENORMES Y DULCES.
UN DÍA EL PAÍS DEL MAGO SE SECÓ.
HACÍA MUCHÍSIMO CALOR, TANTO QUE LAS FLORES SE MARCHITARON...
...Y SE ACHICHARRARON LAS SANDÍAS...
...Y LOS CACHORRITOS SE MORÍAN DE SED.
—¡QUE LLUEVA! ¡QUE LLUEVA! —PEDÍAN TODOS.
—ABRAPARAGUAS! —DIJO ENTONCES EL MAGO.
Y EMPEZÓ A LLOVER Y A LLOVER PERO... ¡DEBAJO DEL PARAGUAS!
Y EL MAGO FUE POR ACÁ Y POR ALLÁ, LLOVIENDO CON SU PARAGUAS.
Y, POR DONDE ÉL PASABA, CRECÍAN LAS FLORES.
Y LAS SANDÍAS SE PONÍAN GORDAS.
Y LOS CHICOS DECÍAN:
—¡OIA! ¡UN PARAGUAS QUE LLUEVE!
FIN
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