A todos los chicos que odian comer
Prima Alma era una niña inapetente
tan flaquita como un escarbadiente.
Prima Alma odiaba la comida,
y había algunas cosas en la vida
que la pobre no podía comprender.
¿Por qué otra vez a la mesa
si habían comido ayer?
Prima Alma
masticaba con calma.
Se cuenta que una vez
masticó un alfajor
durante un mes.
No es extraño.
Hubo un buche de sopa
que le duró casi un año.
Mi tía Musita
le decía así:
—¡Comé mi capullito
de alelí!
Y ella contestaba
con mucha firmeza
—Hoy no como
porque me duele la cabeza.
El bife tiene nata
La leche tiene arrugas
La papa tiene grasa.
La mermelada es dura.
El queso está muy verde.
La torta está madura.
La carne está muy dulce
El huevo está tostado.
El postre es muy salado.
No quiero la ensalada,
está toda quemada.
No quiero ese puré,
le siento gusto a té.
La sal está muy fría,
la sopa está vacía,
la fruta está caliente
y el jugo de naranja
me queda entre los dientes.
La pobre prima Alma no entendía
por qué había que comer todos los días.
En nombre de Alma,
con mucho placer
dedico este verso
a todos los chicos
que odian comer
Odio a las amigas de mamá
Llegan perfumadas,
me quieren besar
y me dejan marcas
de lápiz labial.
Siempre me repiten
qué grande que estás.
¡Odio a las amigas
de mamá!
Hablan entre ellas
y me hacen callar.
Son feas y tontas,
no saben jugar.
Hablan de sus dietas
para adelgazar.
¡Ya verán amigas
de mamá!
Esta vez es tarde,
¡me las pagarán!
Preparé una trampa,
las voy a atrapar.
Con estos bombones
se envenenarán.
¡Muerte a las amigas
de mamá!
Los bombones tienen
jabón de lavar,
con ají, pimienta
y maracuyá.
Sirvansé señoras,
pruébenlos nomás.
¡Odiosas amigas
de mamá!
Y si sobreviven
me demostrarán
que son poderosas
aliadas del mal.
Quedará probada
la horrenda verdad:
¡Tiene amigas brujas
mi mamá!
Mi maestra es un monstruo
Mi maestra es un monstruo.
Mi mamá me explicó muchas veces
que ya voy a aprender a quererla.
Mi maestra es un monstruo.
—Nunca digas así —dice mi abuela.
Yo sé que mi mamá tiene razón,
pero no estoy de acuerdo con la abuela.
Yo no dije jamás que no la quiero,
yo sé que mi maestra es dulce y buena,
Sólo digo que me da un poco de miedo
cuando saca sus tentáculos y antenas.
Odio y amo a mi hermanita
Odio a mi hermana
y también la quiero.
La quiero cuando se saca malas notas
y también cuando mamá la reta mucho.
La amo cuando el helado se le cae
y le queda vacío el cucurucho.
Odio a mi hermana casi todo el tiempo,
la odio de noche cuando duermo.
Hay un tiranosaurio amigo mío:
es enorme y se llama Ramón.
Si hasta ahora no dejé que se la coma
es sólo por no causarle indigestión.
Odio a la directora de mi escuela
Odio a mi prima Manuela
con su cara de ciruela,
odio a Juan y a Micaela
odio también a Carmela
¡pero más odio a la directora de mi escuela!
La odio hasta tener dolor de muelas.
Tiene bigotes negros y ojos bizcos
le gustan los helados de mariscos
y el guiso de berenjena con banana.
La odio sobre todo a la mañana
y también durante toda la semana.
Yo quiero que mis papás salgan de noche
Yo quiero que mis padres
salgan tranquilamente.
Ellos deben tener su propia vida
porque yo soy un chico independiente.
Y ya sé que no tienen la culpa
si me llego a enfermar gravemente
o si sufro un terrible accidente.
Sólo quiero que sepan
que cuando ellos me dejan
la señora que tendría que cuidarme
se arranca la careta
y muestra su piel verde de lagarto.
Yo me escapo a mi cuarto,
pero la noche sigue y me persigue.
La noche abre sus alas de murciélago
y se abalanza sobre mí.
¡Encerrado en el baño hay un cadáver
que sólo cuando no están
se acuesta allí!
Está muy bien que mis padres
quieran salir.
Pero si cuando vuelven no me encuentran
que se queden tranquilos, por favor:
es sólo que vino un monstruo y me comió.
Yo les dije que algún día pasaría
y por fin sucedió.
Díganles que me busquen en el freezer:
tal vez un monstruo mis restos congeló.
Pero salgan y diviértanse tranquilos.
Su pobre hijito ya los perdonó.
La luna tiene cara
A veces la luna llena tiene cara
y a veces tiene señoras
tomando el té.
Cuando saca la lengua
o guiña un ojo
se cae la mesita
con todas las masitas,
las tazas y el mantel.
Un loro un poco raro
Digamos que es un loro un poco raro
con orejas muy largas, cuatro patas,
es un loro que come zanahorias
y que anda a los saltos por las matas
No es un perro, no es un bicho, no es un oso.
Y si dice que es un loro,
yo le creo,
porque no existen
conejos mentirosos.
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