miércoles, 9 de septiembre de 2020

Leyenda: " EL BAILE DEL OSO HORMIGUERO " Autora: Liliana Cinetto


(Historia inspirada en la tradición de los guaraníes de la Argentina)


Qué calor hacía aquella tarde... El sol parecía puro fuego brillando implacable sobre la selva misionera. Ni un ruido se escuchaba porque todos, bichos grandes y bichos chicos, se acurrucaban a esa hora en un rinconcito fresco a la sombra o dormían la siesta a pata suelta. Bueno, todos todos, no. Aunque no era buena hora para andar caminando, un muchacho guaraní se había alejado de la tribu y buscaba frutos silvestres. Llevaba un bastón de caña con el que apartaba las lianas y las malezas, con el que golpeaba los troncos caídos y las ramas gruesas para espantar a los animales salvajes.

Nunca pensó que al cruzar un claro, al ladito nomás del río, se iba a encontrar frente a frente con un tamanduá, el oso comedor de hormigas. Grandote era el tamanduá. Venía con la cabeza gacha olisqueando y rascando el suelo con su hocico alargado y sus garras largas y afiladas.

Cuando lo vio aparecer ¡ay, qué susto! el chico gritó. El tamanduá también se asustó, claro. Y no gritó, pero se paró sobre sus patas traseras y gruñó un poquito. Más miedo daba así. Por eso el chico levantó su bastón de caña y lo revoleó para acá. Seguramente el tamanduá pensó que iba a darle un golpe.


Para esquivarlo, se movió para allá. Enseguidita el chico volvió a revolear su bastón de caña, esta vez para el otro lado hacia la derecha. Y el tamanduá ya convencido de que quería golpearlo, lo esquivó moviéndose hacia la izquierda. El muchacho entonces dio un paso al frente. Y el tamanduá retrocedió. Pero después avanzó y fue el muchacho el que se fue para atrás. Y para acá, para allá, a un lado y al otro, a la izquierda, a la derecha, adelante y hacia atrás, uno golpeaba con el bastón y el otro esquivaba los golpes. Estuvieron así un rato largo hasta que el tamanduá se cansó y después de gruñir dos veces, se perdió en la espesura.

El muchacho tuvo que esperar hasta que el corazón dejara de latirle fuerte en el pecho. Y después corrió hacia la tribu.

¡Al verlo llegar agitado y tembloroso, los demás quisieron saber qué le había pasado. Y el muchacho les contó:

—Yo daba un golpe hacia acá ¡patapum! y el tamanduá saltaba hacia, allá ¡patapam!... —y mientras contaba el muchacho trataba de imitar los movimientos del oso hormiguero y los suyos desplazándose hacia la derecha y hacia la izquierda, adelante y atrás, a un lado y a otro...


Los que escuchaban querían parecer serios. Pero era tan gracioso ver al chico salta que te salta que no podían aguantar la risa.

—¿Cómo hacía el tamanduá? —le preguntó uno.

—Así —le explicó el muchacho.

Y el otro trató de repetir los pasos moviéndose ¡patapum! Hacia la derecha y ¡patapam!... hacia la izquierda, ¡patapum! adelante y ¡patapam!... atrás, ¡patapum! A un lado y ¡patapam!... a otro.

Al principio se oyeron carcajadas, sin embargo, al rato, toda la tribu ensayaba esa loca coreografía al ritmo del ¡patapum! ¡patapam! Tanto se divirtieron ese día que volvieron a hacerla al anochecer y en cada fiesta de casamiento y los días que celebraban algo y de a poco le fueron agregando más pasos: un giro, una media vuelta, un balanceo... Y a alguno se le ocurrió acompañar la danza con una calabaza llena de semillas o golpeando un tronco hueco o soplando en una caña...

Así dicen los guaraníes que nació el baile y la música, gracias al tamanduá, que quiso esquivar los golpes moviéndose ¡patapum!... para acá y ¡patapam!... para allá.





La ballena y otros Mitos y Leyendas
Liliana Cinetto
Colección Historias de aquí y de allá
Editorial Albatros.


Una colección que nos trae, de aquí y de allá, historias antiquísimas: mitos, leyendas y fábulas que no pierden su vigencia y su encanto, y siguen deleitando a los niños como lo hicieran hace muchísimos años cuando fueron contadas por primera vez. Recreadas por Liliana Cinetto, con el humor que caracteriza su escritura.



Los mitos nos cuentan cómo surgieron los seres y las cosas allá, en el tiempo de los comienzos. Protagonizados por dioses y seres sobrenaturales en los que creía cada pueblo, se consideraban historias sagradas y verdaderas. Apoyándose en antiguos mitos, las leyendas relatan hechos sorprendentes o maravillosos y a veces incluso acontecimientos históricos, más cercanos en el tiempo con una finalidad recreativa. Relatos bellos, llenos de colorido, inolvidables. Reconocerlos no es sencillo. Disfrutarlos, sí.

 

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