Dicen que dicen que un día, Mulukú el Dios de una tribu africana, tuvo ganas de estar acompañado.
Entonces cavó un gran pozo en la tierra con sus manos y del pozo salió un hombre.
Cavó otro pozo y salió una mujer.
Les dio muy buena tierra para cultivar, herramientas para trabajar y semillas de mijo para sembrar.
Y les explicó:
–Para vivir bien tendrán que construirse una casa sólida. Les enseñaré a trabajar la tierra para sembrar y así tendrán comida.
–Bueno, bueno– dijeron a coro el hombre y la mujer, y se fueron.
Al tiempo Mulukú volvió a visitarlos y se encontró con que el lugar estaba vacío. No había casa.
No había tierra sembrada, se habían comido las semillas de mijo y las herramientas estaban tiradas por ahí.
Desilusionado se sentó en una piedra a pensar.
Pensó y pensó hasta que decidió llamar al mono y a la mona.
Les dijo lo mismo que al hombre y a la mujer y les dio tierra, mijo y herramientas.
Al tiempo Mulukú volvió. Los monos habían construido una casita de ramas
y barro, tenían un hermoso sembrado verde y de una olla que hervía
sobre el fuego, salía un riquísimo olor a comida.
Entonces les sacó las colas a los monos y les dijo:
–“Conviértanse en hombres”.
Se fue a la selva a buscar al hombre y a la mujer que estaban cazando
mariposas entre las ramas, les puso las colas de los monos y les dijo:
–“Conviértanse en monos”.
Y colorín colorado esto se cuenta en África que ha pasado.
Fin ✿◕‿◕✿
“Leyenda africana” - Versión de Laura Roldán
Del libro “La marca del garbanzo”, Altea, 2007
Ilustración: ©Anthony Browne
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