Entre salto y salto quiero hacer algunas aclaraciones. Ese Gustavo Roldán firma los cuentos, pone su nombre en la tapa, sale en una foto grandota, pero ¿qué hizo? Escribió las historias del sapo, mis historias, y después se lleva toda la plata.
Si esta no es una de las injusticias del mundo, ¿dónde están las injusticias? Pero no importa, al final los buenos siempre triunfan. Y entonces de ese Gustavo nadie se va a acordar, nadie lo va a querer, aunque tenga el mérito de ser chaqueño, ser un buen carpintero y tener un pedazo de sangre de indio.
Este no es el primero que me roba, ya antes un titiritero pícaro que se llama Javier Villafañe se anduvo metiendo con mis sueños para hacerse rico y famoso.
¿Para cuándo una foto de mi amigo el piojo? Y encima el dibujante, ese Raúl Fortín, nos pone en la parte de atrás de la tapa, con esos dibujitos que mejor ni hablar.
Entre salto y salto, vamos a dejar una cosa bien en claro: ¡El sapo no se rinde!
El sapo
Libro: “Cada cual se divierte como puede”. Buenos Aires, Ediciones Colihue.
Colección Libros del Malabarista. Fecha de publicación: 1985
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